martes, 28 de julio de 2015

Cepo el Elefante

CEPO EL ELEFANTE


“Hoy es el primer día del resto de mi vida”, fue lo primero que pensé cuando me trajeron a este esplendido lugar. Había estado antes en sitios muy bonitos, pero que yo recuerde, y  tengo muy buena memoria, este era el más hermoso de todos.
Mi nuevo hogar estaba ubicado frente a un hermoso prado, hasta donde alcanzaba mi vista todo era verde, lleno de árboles y flores. Amanecía y escuchaba el piar de los pájaros, los rayos de sol se filtraban entre las ramas de los árboles, todo se llenaba de luz y color, las mariposas y abejas empezaban su diario trajinar de una a otra flor, las hormigas siempre hacendosas en filas interminables llevando comida o reconociendo el terreno, en las calurosas tardes del verano las chicharras nos ofrecían un concierto sin fin de su chirriante canto, durante el día todo era un inmenso abanico de colores y sonidos, conforme pasaban las horas no había nada estático toda la vida de la tierra bullía a mi alrededor, en las noches de luna llena el espectáculo que se abría ante mis ojos era grandioso, millones de estrellas alumbraban el cielo llenando mi alma de una inmensa sensación de paz y tranquilidad, vamos un paraíso, para alguien como yo que durante toda mi vida había estado en el circo, siempre viajando de un lugar a otro  en camiones, trenes, barcos y siempre trabajando, esto era el sueño dorado,  y ahora empezaba otra etapa de mi vida.
Pero, mejor  empezare mi historia desde el comienzo de mis días.
Nací en un lugar, muy, muy lejano más allá del océano, al otro lado del mundo, en otro continente, somos siete hermanos, tres elefantes machos y cuatro hembras. Nuestra manada estaba gobernada por nuestra madre, se llamaba Tamar, Como toda buena elefanta líder de la manada, siempre nos cuidó. Con una tierna mirada, una palabra alentadora, o un pequeño toque nos indicaba el camino más seguro. Ella nos educó y nos enseñó con  el ejemplo que trabajar es gratificante y agradable, a ser buenos elefantes y que cada día es una nueva oportunidad para empezar de nuevo. Nos enseñó también que los hermanos estamos para ayudarnos y protegernos que aunque pensemos diferente, tenemos que apoyarnos entre nosotros, de no ser así en esta selva que es la vida misma, mal lo llevaríamos. Existe mucho cazador furtivo, que siempre está al acecho de elefantes solitarios para darles caza y quitarles los colmillos y los sueños.

Con el tiempo crecimos y cada uno de nosotros hizo su propia vida y su propio camino, yo forme mi propia manada, que está compuesta de cuatro elefantes hijos míos, una elefanta hembra de nombre Larpi y tres elefantes machos de nombres Kaesar, Nando y Vidad y cuatro nietos elefantitos, pequeñines, preciosos, de nombres: Brielga, Nesi, Razai y Jor-el
Ahora les contare algo de mi propia manada de la cual estoy muy orgulloso, les diré que los quiero y los admiro, cada uno tiene una personalidad diferente.
Kaesar el mayor hace magia con papel, la gente se arremolina a su alrededor cuando crea animales o figuras, practicando un antiguo arte chino llamado Origami o papiroflexia, pero la gente no comprende, no entiende el idioma que le habla  a esas hermosas figuras que da vida con sus hábiles manos, a mí lo que me deleita y me causa asombro, era cuando  construía un avión de papel, se lo acercaba a la boca y le susurraba unas palabras mágicas, hecho esto tiraba al aire el avión y como por arte de magia gracias a las palabras que le había susurrado el avión volvía a sus manos, nunca me conto que le susurraba, pero a mí me tenía asombrado, él es “El Elefante que le susurraba a los aviones de Papel” magia, ilusión, técnica, no lo sé, siempre sucedía lo mismo, el avión volvía a sus manos y las ranas de papel daban saltos de asombro y alegría, y las aves de papel volaban solas, dando vueltas y más vueltas.
Luego viene Larpi, mi única hija elefante, sensata y prudente siempre haciendo cosas  coherentes como la vida misma, ella es una consumada artista diseña y crea espectaculares fantasías, yo recuerdo un regalo que me hizo cuando cumplí sesenta años, nunca lo olvidare porque aparte de alegrarme el día con la llegada sorpresa acompañada de su compañero elefante e hijos, me trajo de regalo una inmensa tarta  que simulaba ser una piscina de chocolate y dentro de ella bañándose unos elefantes de mazapán, en diferentes actitudes, unos nadando, otros sumergiéndose, todo un mundo de fantasía y color, no olvidare nunca ese regalo por lo especial y hermoso.
El tercero de mis elefantes es Nando, él es un sensible y consumado artista que con  palabras e imágenes crea ilusión, magia, fantasía, es un poeta de las imágenes y las letras, que  en este mundo actual tan lleno de intereses mezquinos, sus creativas imágenes y bellos relatos hacen que valga la pena parar un momento en nuestra ajetreada vida y pensar que no vale la pena andar tan de prisa, que la vida tenemos que disfrutarla sorbo a sorbo y no beberla sin saber que estamos tomando.
Por último y no por eso menos importante esta Vidad el ultimo de mis elefantes, lleno de energía, de ganas de vivir, con mucha ilusión por el futuro que le espera, ha empezado a caminar por esta selva que es la vida, él también hace magia, basada en cosas técnicas nuevas que mi escaso conocimiento en esas materias, hace que muchas veces no los comprenda y él tiene que explicarme el proceso, se prepara para su futura vida, tiene ese empuje y fuerza que solo la tiene, la juventud, estoy seguro que triunfara.
Mis nietos tienen sus propios amigos, Brielga tiene al castor Morocotopo, vamos todo un personaje listo y muy inteligente, le gusta ir siempre muy bien vestido, tanto es así que tiene chalecos para invierno y para el verano.
Luego mi nieta Nesi tiene por compañera de juegos a la gatita Kitty, cubierta de un hermoso pelaje blanco con un vestido de color rosa, lleva sentada en su regazo una gatita pequeña con un lazo color rojo, es alegre y muy feliz, si le preguntas a ella que quiere ser de mayor te dará la más sabia de las respuestas que escuche en mi vida, te dirá “yo de mayor solo quiero ser feliz” tiene un corazón de oro. También acompañan a estas mascotas una ratita blanca de mirada dulce y serena de nombre Soledad.
La mascota de mi nieta Razai es una gatita preciosa  de nombre Khalessi, con una personalidad muy propia, mirada inteligente y bondadosa. Es tierna y curiosa se puede pasar horas observado lo que haces. Es una buena mascota educada y tranquila.
Jor-el, el menor de mis nietos tiene al más inquieto y juguetón de todas las mascotas es una perrita pequeña de nombre Kanela, siempre quiere ser el centro de atención, corre y salta, juega con Khalessi que la mira distraídamente hasta que se aburre da media vuelta y se retira a su lugar de descanso.
Estos son mis cuatro nietos y sus mascotas su alter ego.
Estoy orgulloso de mi manada, sé que siempre estarán dispuestos a cuidarse entre ellos, y cuando yo no esté en este mundo, cuando vean a un elefante, recordaran a su abuelo  el elefante Cepo, que decía que las muchas arrugas que tenía, cada una significaba una experiencia de vida.

A mí desde muy joven me entrenaron para ser un elefante equilibrista, me enseñaron diferentes trucos o ejercicios, desde hacer equilibrio en un solo pie, a caminar solo con las patas traseras. No veas el equilibrio que tenía que hacer para no caerme con el peso y volumen que tengo, luego hacia acrobacias encima de un tonel de madera y otros trucos,  pero yo tenía el sueño de ser músico. Cuando empecé a vivir en un circo era muy joven y escuchaba tocar a la orquesta, quería ser como ellos, tenía la ilusión de hacer el desfile inicial al lado de ellos y que la gente me aplaudiera, que los niños vieran que los elefantes también podemos ser músicos, pero yo tenía las manos muy torpes y grandes y el instrumento que quería tocar era la guitarra, no pudo ser, no participe nunca en la banda del circo, con el correr de los años aprendí a tocar la guitarra, tenía unas patas muy torpes, pero la naturaleza me doto de una trompa muy sensible y con ella en base a practicar y practicar todos los días aprendí a tocar la guitarra.
Al final en los días descanso tocaba, para deleite de los amigos animales que tenía. Nos sentábamos alrededor de una buena hoguera y cantábamos hasta muy tarde, en el circo tenía muchos amigos. Entre ellos destacaba uno al cual siempre aprecie y quise por su sabiduría y buenos consejos, ahora está conmigo en este lugar, se llama Torvic, es un búho sabio, siempre tiene la palabra adecuada para cada ocasión, si ese día estas con el ánimo bajo, seguro que él te contara alguna anécdota o te dirá algunas palabras que harán que tu animo mejore y si estas en problemas seguro que él te ayuda sin que se lo pidas. También tenía otros muchos amigos en el circo, que siguen trabajando, estaba mi amigo  Lambert, el león, que siempre añoraba su libertad en las llanuras de su país natal, soñaba con caminar por sus verdes praderas, escuchar el canto de los pájaros y andar libre, también estaba mi amiga Raysa, la jirafa que con su andar pausado nos indicaba calma, que tenemos que tener paciencia, que las cosas se consiguen con voluntad y firmeza, nos servía de vigilante con su largo cuello. Estaba también el oso Bernardo, era el ciclista del grupo, su acto consistía en montar en una bicicleta y dar vueltas alrededor de la pista central, siempre con su mal carácter, tenía los dientes en mal estado y ese dolor continuo le hacía comer mal, luego la tripa le dolía. Contaba el, que de pequeño no se solía lavar los dientes antes de dormir, como le indicaba su madre. Y con el correr del tiempo los dientes se le estropearon, por eso andaba siempre enfurruñado y de mal humor. Estaba Paca la cebra, con su pijama a rayas. Sus primos, los caballos siempre en manada, todos juntos corriendo de un lado a otro, haciendo estruendo con sus paseos. Los más hábiles y espectaculares por los malabares que hacían eran los monos, algunos hacían equilibrio, otros eran malabaristas, otros tocaban instrumentos. Recuerdo al chimpancé Ángel, que disfrazado con una capa hacia un número espectacular, que culminaba con un doble salto mortal de un trapecio al otro. Que buena vida aquella, trabajamos en algo que nos gustaba y disfrutábamos. Recordaba las palabras sabias de nuestra madre Tamar:
 “Si aprendes y trabajas en algo que te gusta, luego disfrutas de ello toda tu vida” y así era. Yo cada día que salía a trabajar a la pista del circo lo hacía contento y disfrutaba de mi diario trabajo.
Teníamos suerte porque nos trataban bien, mi entrenadora y domadora me cuido muy bien y me retiro del trabajo en el circo cuando ya estaba muy viejo y no podía hacer mis acrobacias acostumbradas con la agilidad de antes, cosa que le agradezco, porque ahora, como dije al comienzo, empiezo una nueva vida en este lugar. 
Viaje mucho, el circo nunca para de viajar, conocí otros países, otras lenguas, otra gente otras culturas, muchas veces no entendía las palabras de la gente, pero entendía sus gestos. Me di cuenta que aunque el color de la piel sea diferente, aunque sus costumbres y sus dioses sean distintos, en el fondo todos los seres humanos son iguales, la ilusión, la sorpresa, la magia que yo veía en la mirada de los niños, eran iguales, sea el color que sea de la piel, sea el idioma que sea, en una gran cuidad o en un pequeño pueblo al otro lado del mundo, la felicidad y asombro que se veía en la mirada de esos niños era igual en todos. Con la gente mayor sucedía lo mismo, ellos ya no tenían esa mirada de ilusión, de magia, de fantasía de los niños, pero se alegraban cuando sus hijos, reían a carcajadas con alguna acrobacia de un payaso, o miraban sorprendidos a los domadores controlar a los leones en sus jaulas.
Siempre fui un elefante curioso, me fijaba en todo, en el color de su piel, sus idiomas, sus costumbres, sus casas, su música, sus dioses, eran todos muy diferentes, pero siempre la sonrisa de los niños, el asombro ante la magia del circo, siempre era la misma. Entendí que los seres humanos aunque el color de su piel sea diferente, sus idiomas sean diferentes o sus dioses distintos, en el fondo son todos iguales, hay gente buena y gente mala en todos los lugares, la diferencia está en sus sentimientos y no en su cultura, ni en el color de su piel, ni en sus dioses, ni en su estatus económico.

Que cuente alguna anécdota, pues si tengo muchas, algunas sucedieron, otras las alimento mi imaginación, seguro que de un pequeño suceso que para otros fue un hecho insignificante para mí con la imaginación de elefante que tengo, sacaba todo un cuento que en las noches del circo deleitaban a mis compañeros, quizás una de las que más me marco fue la que relato a continuación:
Recuerdo una vez que llegamos a una cuidad en España, la cuidad se llamaba Alicante, habíamos instalado la carpa del circo y salíamos por la cuidad a invitar a la gente para que nos fueran a ver, delante como siempre desfilaba la banda de músicos con sus multicolores trajes, tocando una alegre melodía, luego los payasos con sus enormes zapatos, sus ropas multicolores y sus rojas narices, seguían los malabaristas tirando al aire sus clavas y pasándolas entre ellos, al girar una esquina de pronto oímos un grito de asombro de un niño, que nos llamó la atención a todos , “Un enaaanoooo” miiiiraaaa Pili “Es un Enaaanoooo” el niño asombrado con los ojos muy abiertos y dando saltos de asombro señalaba al enano que seguía a los malabaristas, de pronto se percató que detrás de los malabaristas seguía un grupo de veinte enanos , el niño al darse cuenta que había más enanos se puso a gritar y a saltar “Todos son enaaanoooos Piliiii “ “Tooodoooos son enaaaanoooos” al niño se le salían los ojos del asombro, nunca había visto un enano, los únicos que conocía eran los de las ilustraciones de los cuentos que le leían, saltaba y gritaba, había descubierto, algo fantástico, se acababa de revelar ante sus ojos que los sueños más inimaginables,  se convierten en realidad, acababa de descubrir que las fantasías, si las deseas con muchas ganas se convierten en realidad, él se había imaginado como serían los enanos de los cuentos que le leían, pero verlos caminando a pocos metros había sobrepasado toda imaginación, han pasado más de veinte años y yo aún lo recuerdo y lo suelo contar cuando me reúno con mis amigos, estoy seguro que ese niño será hoy un hombre y recordara la primera vez que vio a un enano.
Con el correr de los años mi cuerpo envejeció, mi vista ya no es la misma de antes, mis cansadas patas no tienen la agilidad de mi juventud, los huesos de mi enorme cuerpo me duelen, pero yo siento que mi alma, mi espíritu es más ligero y libre. Mis pensamientos son más jóvenes cada día, creo que la verdadera edad no es la cronológica, la verdadera edad se mide por la cantidad de ilusiones que se tiene, alguna vez leí que “Los años arrugan la piel, pero renunciar al entusiasmo a la ilusión,  arrugan el alma”, y yo soy de esos que tengo ilusión por hacer cosas, por aprender, por viajar , pero no trabajando con el circo, viajar para disfrutar, tengo tantas cosas que aprender, que eso hace que mi alma de elefante no tenga ni una sola arruga de vejez.
La vida nos enseña cada día, aprendí que “Las cosas más bellas del mundo, no se ven ni se tocan, solo se sienten con el corazón”  aprendí que la vida se acaba cuando dejamos de soñar, de tener ilusión, aprendí que lo que realmente tiene valor en este mundo no cuesta nada de dinero, que llegaste desnudo y te iras desnudo tal como llegaste.
A mis cuatro hijos elefantes los quiero, los admiro y respeto por su mesurada y sensata vida, son buenos hijos y serán buenos padres, pienso muchas veces que mi paso por esta vida no fue estéril ni vacía, nunca me atrajo la fama, ni la fortuna, ni el dinero, solo quería tener para vivir decorosamente, que me equivoque a lo largo de mi vida, seguro, muchas veces, por juventud, por estupidez o por ignorancia, ya mayor un amigo me enseño una frase que se me grabo en mi memoria de elefante y ahora la escribo para el que quiera recordarla dice así: “Solamente no se equivocan Dios y los imbéciles” y yo no soy el Dios elefante indio Ganesha, y tampoco soy un elefante imbécil, soy un  elefante normal quizás con muchos defectos y pocas virtudes que se equivocó muchas veces, pero hasta de esas equivocaciones trate de sacar conclusiones positivas y de no repetir mis errores.

Hoy pasados los años la vida me deja ese sabor de boca agradable de poder mirar a mi alrededor y constatar que me quieren los elefantes que yo quiero y que mi recuerdo perdurara después que inicie mi viaje a otros pastos, sé que realmente moriré cuando deje de estar en la memoria de los que me aman y es lo único que de verdad importa.

sábado, 11 de abril de 2015

CONGELADO EN LA NEVERA


-Por eso, tengo a mi jefe congelado en la nevera-
Ya estaban en los postres cuando Carmen la anfitriona, soltó esa frase.
A Manuel y a su mujer Sofía, se les atraganto el pastel de manzana en la boca. Los habían invitado a cenar, pero esta vez, cosa rara e inusual, con mucho misterio les habían dicho “comerán una carne que estamos seguros que nunca han comido y que jamas olvidaran”
Estaban en estado de shock, no lo podían creer. Miraban estupefactos a Carmen, que como en una película muda, continuaba moviendo los labios pero ellos no escuchaban nada. No daban crédito, les parecía increíble, imposible lo que pasaba por sus mentes. No podía ser cierto lo que acababan de escuchar.” Por eso tengo a mi jefe congelado en la nevera”
La frase venia porque comentando la época tan difícil por la que se pasa, el cierre de empresas, la corrupción en todos los niveles, la falta de oportunidades y como a Carmen una estupenda profesional se quedo sin trabajo al quebrar la empresa en la que desempeñaba el cargo de Jefa de Laboratorio, mucha de esta culpa la había tenido su directo jefe y dueño de la empresa, quien desviaba a paraísos fiscales las ganancias y con eso destruyo la compañía, dejándola a ella amargada y sin trabajo.
Carmen es una mujer joven, muy atractiva, morena, licenciada en química, pero lo que mas atrae o llama la atención en ella es su don de gentes, educada, culta, buena conversadora, muy buena cocinera, amante de la buena literatura y de la buena música, ella decía que la buena música no tiene ni tiempo, ni edad, ni tampoco lugar, disfrutaba igual de una buena opera, como de un buen rock.
Juan, su esposo es una persona dinámica, activa, licenciado en actividad física y deporte ejercía de profesor de educación física en un instituto cercano a su vivienda habitual que se encuentra en el casco antiguo de Toledo, cerca a la Iglesia de Santa Eulalia, una casa de construcción antigua preciosa, herencia de sus padres.
Su afición era la caza mayor, habían hecho varios viajes a diferentes partes del mundo para practicarla, como evidencia de ello, de las paredes del chalet en que se encontraban cenando colgaban diferentes trofeos de caza mayor, producto de diferentes cacerías realizadas en varios continentes.
En una esquina del salón muy bien acondicionados y cuidados guardaba en unas vitrinas expositoras las diferentes armas que utilizaba, desde rifles de diferente calibre a cuchillos de caza a cada cual mas espectacular.
Este chalet se encuentra ubicado en los montes de Toledo en un lugar precioso rodeado de arboles y matorrales propios de la zona, en verano es tal la imagen de luz y color, que parece un cuadro de algún pintor impresionista, en invierno la lluvia dejaba ese peculiar olor a tierra mojada que es tan agradable en el ambiente, es un lugar de difícil acceso y con muy mala cobertura de teléfono móvil, solían invitarlos a cenar o a comer a su casa de Toledo o a este chalet y siempre pasaban veladas o tardes agradables ya sea en verano alrededor de una hermosa piscina rodeada de arboles en el campo o en invierno disfrutando del calor de una estupenda chimenea en el salón.
Carmen en diferentes oportunidades había preparado platos a base de algún animal de caza mayor, ciervo o jabalí que su esposo había cobrado en sus salidas por los montes. En esta oportunidad hacia mas de dos meses les había dicho : “la siguiente reunión a la que os invitemos probareis una carne que estoy segura que no habeis comido nunca y que luego jamas la olvidareis”. Esas habían sido sus frases, tal como las había dicho.
Seis meses atrás habían hecho un viaje por el Rio Amazonas, saliendo de “Iquítos” en Perú recorrieron mas de 2000 Km. por el rio hasta la cuidad de “Tabatinga” en Brasil, mientras que les enseñaban los videos, fotos y recuerdos de este viaje, sacaron un pequeño frasco de cristal finamente ornamentado que tenia una pequeña cantidad de un liquido de color verde, turbio y espeso. Ellos comentaron que era Curare un liquido con el cual los indígenas de estas selvas impregnan sus flechas y dardos para cazar animales, ese veneno produce una parálisis muscular progresiva y luego una muerte por asfixia.
Juan había comentado en esa oportunidad, que algún día utilizaría el curare para cazar como los indios del Amazonas, sin hacer ruido y de una manera muy limpia, sin sangre.
Toda esa serie de circunstancias pasaban por la cabeza de Manuel y Sofía, sentían nauseas, un sudor frio les recorría el cuerpo, conocían el chalet y sabían que en la cocina tenían un enorme congelador vertical en el cual cabían fácilmente las piezas de caza mayor como ciervos o jabalís descuartizados.
Todas estas circunstancias y hechos, sumados a las copas de buen vino que habían bebido durante la cena, hacían que los pensamientos que son muy libres y ligeros tomaran el camino que la imaginación les marcaba.
Tengo a mi jefe congelado en la nevera” esa era la frase que los había dejado estupefactos, pensaban, salimos de esta casa y no paramos hasta el primer puesto de la Policía. No podía ser que una mujer tan sensata como Carmen cometiera una locura como la que se imaginaban. Pensaban en la famosa película de Hannibal Lecter.
--Manuel, ¿que te sucede? ¿te sientes mal?--
--¿Quizás comiste demasiado? – ¿o no te gusto la carne? – Escucho que le hablaba Carmen.
--No amiga, la carne estaba muy agradable, suave y muy bien hecha, pero es un sabor diferente a todo lo que comí hasta ahora, por eso estoy desconcertado por que no logro identificar de que animal procede--
--A que el sabor y la textura de esta carne es diferente a todo lo que habéis comido-- comento Juan, limpiándose con la servilleta la comisura de los labios,
--Estoy segura que nunca podrían adivinar, es muy exótica y me costo mucho conseguir un buen trozo de lomo--
Pero bueno dime ¿que animal es?-- Preguntaba intrigado y angustiado Manuel
Es un lomo de Canguro, ¿a que no lo habéis podido imaginar
--¿Como que canguro?,no puede ser posible, ese animal procede de Australia-- Hablo Sofía, con voz angustiada y a punto de romper el llanto, por los nervios que tenia.
--Amigos, ¿que sucede? ¿Por que tanta preocupación?, estas carnes exóticas las venden en una tienda especializada en Madrid con todas las garantías sanitarias del caso, tranquilos que la carne es rara por el animal del que procede, pero esta todo controlado-- dijo Carmen.
Sofía a punto de desmayarse la escuchaba y dijo -- y eso de que a tu jefe lo tienes congelado en la nevera,-- ¿a que te refieres?--
--Si, es cierto, ven ,te lo voy a enseñar-- y tomandalo de la mano la llevo hasta el congelador, lo abrió, saco un frasco de cristal transparente y en una pequeña bolsa de plástico, ubicada dentro del bloque de hielo había un papel escrito en el cual se podía leer un nombre y apellido escritos con tinta roja.
-Este el el nombre de mi jefe y aquí lo tienes esta congelado, aunque el ahora esta en un país del tercer mundo, gozando de la vida, pues monto la misma empresa en ese país para utilizar mano de obra barata. Dicen que ganando mucho dinero.
Manuel y Sofía se miraron entre ellos y soltaron la risa, toda la angustia que habían pasado en esos momentos terribles, de duda, de incertidumbre, de asco, se transformaron en risa, en una risa en la que dejaron que salieran todos los miedos que su mente, producto de la imaginación y las buenas copas de vino que habían bebido durante la cena. Habían creado una tragedia de nada, de puras y simples conjeturas.
Carmen al ver lo desconcertados que estaban les explico:
--Tengo una chica Rumana que me hace la limpieza de esta casa dos veces por semana y cuando en el trabajo empezaron a ir mal las cosas, ella notaba que yo llegaba de muy mal carácter, amargada, sin ganas de nada, me pregunto que pasaba. Se lo conté y le mencione que mi jefe estaba destrozando la empresa, que tenia mucho interés en cerrarla porque según el se perdía dinero. Ella me dijo “no se preocupe que a tu jefe le daremos el castigo que merece”.
Manuel y Sofía escuchaban absortos el relato que hacia su amiga.
El día de ayer al abrir el congelador grande de la cocina, encontré por casualidad este frasco. Me llamo la atención ver el nombre de mi jefe escrito en el y se lo pregunte a Crina, que es como se llama la chica que me hace la limpieza, me comento que en su país ella pertenecía a una etnia gitana. Era costumbre que hiciesen diferentes sortilegios para castigar a la gente que se portaba mal con ellos.
--Cuenta como lo hacían
--Uno de los sortilegios que mas poder tenia, era el de “Congelar a su enemigo”.
En una noche de luna llena tenias que escribir con tinta roja el nombre y apellido de la persona que querías “Congelar” en un papel totalmente blanco, luego meterlo en una bolsista de plástico y poner esto en un frasco con agua y meterlo al congelador. De esa manera la persona se quedaba sin poder hacer nada contra ti. Vamos que se quedaba congelado. –
Yo soy totalmente escéptica a este tipo de cosas, pero deje el frasco en la nevera, total no hacia daño a nadie, hoy al servir la cena lo recordé e hice el comentario de una forma intrascendente. –
Amiga no sabes la tranquilidad que nos da el que nos cuentes esto – habló Sofía.

Después de esto retornaron al salón a tomarse la ultima copa de cava.

viernes, 20 de febrero de 2015

El Mendigo II

El vivir en la calle me ha convertido en un agudo observador, todo lo que sucede a mi alrededor lo voy guardando en mi memoria, casi todos los días me cruzo en mi camino con las mismas personas, desde el estudiante que sale muy temprano a clases, el trabajador que sale con el uniforme de su empresa, los que van a trabajar a las oficinas y al final salen las amas de casa y los jubilados. 
Yo tengo marcadas unas pautas y trato de seguir unos horarios todo el día, en el fondo lo que deseo es tener una rutina de vida que no me lleve a la marginalidad, en la calle hay que sobrevivir y tratar de salir adelante y este tipo de pautas ayudan a conservar la estabilidad emocional.
Durante la tarde me ubico cerca a una parada de autobuses, lo que le viene bien a mi “trabajo” de declamar poesía, escogí esa esquina por el paso de gente y porque el sol suele calentar a esas horas de la tarde a los que nos paramos en ese lugar y eso se agradece con este frió invierno de Madrid.
Hoy sucedió algo que me hizo volver a creer en la bondad del ser humano, durante la mañana cuando pase por este lugar, me percate que había tomado posesión del sitio un punky acompañado de un hermoso y bien aseado perro pastor alemán, me llamo la atención porque se notaba que el precioso perro estaba muy bien cuidado, algo que no suele ser habitual viviendo en la calle, estaba echado al lado de su dueño encima de una manta doblada para protegerlo del frió cemento de la acera.
Me acerque y el perro me lanzo un ladrido, quizás había invadido su espacio, me miro por un momento y luego volvió a recostar su cabeza en la manta.
- Se llama Skoria, así como suena sin E y con K, me acompaña desde hace dos años, es un fiel compañero.- Me dijo el punky.
- Yo soy Francisco, la gente me conoce como Paco el poeta del bombin.
- Yo soy Luciano, siéntate si quieres acompañarme- y me señalo un sitio a su costado.
Me senté a su lado en la acera, acaricio la cabeza del animal, se notaba que quería a su perro. El vestía unos ajustados pantalones muy ceñidos de color indefinido entre rojo y verde con agujeros en las rodillas, llevaba unos botines negros y sucios, adornados con hebillas plateadas, una camiseta tan gastada que no sabría definir el color y sobre ella una chaqueta de piel muy usada adornada con cadenas que le bajaban de los hombros. Su voz nasal de buena dicción era pausada, grave, pero con carácter, su rostro curtido por el sol con barba desaliñada de varios días, nariz perfilada y recta, sus ojos azulados de mirada despierta y expresiva, un enorme aro de plata colgaba de su oreja izquierda.
Su peinado era muy curioso, tenia los laterales de la cabeza rasurados al cero y con el cabello de la parte central una cresta pintada de rojo, que según me contó después se sostenía por arte del jabón que el mezclaba con su pelo todos los días.
Entablamos conversación y me comento que le gustaba la vida que llevaba, vivía de okupa con otros colegas en una casa abandonada , que no deseaba pertenecer a este sistema capitalista y corrupto , había participado activamente en el 15 M. y se había ido de su casa porque quería ver y recorrer el mundo, esperaba viajar fuera a otros países el hablaba algo de ingles y que eso le ayudaría.
Mientras hablaba conmigo de rato en rato, cuando veía que se acrecentaba el paso de gente, intentaba sacar alguna melodía de una flauta de madera que hacia aparecer en sus manos como por arte de magia, digo que intentaba por que tocar alguna melodía, no tocaba, simplemente sacaba de la flauta tres o cuatro sonidos discordantes y seguidamente sonreía a la gente indicándoles con la mano la pequeña caja que se encontraba en el suelo, algunas personas le tiraban una o dos monedas de pequeña denominación, otros ni siquiera se percataban de el, la calderilla que tenia en su caja era muy escasa.
Hacia ya un buen rato se había parado un hombre de unos 25 años delante nuestro y nos estaba observando, nos miraba con mucho detenimiento, vestía de sport elegante, pantalón azul oscuro de corte moderno, camisa azul y cazadora de paño, bien rasurado, cabello cuidado de color castaño y limpio que le llegaba a los hombros, su rostro mostraba serenidad, frente amplia, ojos pardos de mirada inteligente y afable, de nariz pequeña y recta, sus manos de dedos largos y finos, calzaba zapatos negros de corte moderno.
De pronto mi nuevo amigo el punky le espeto a boca jarro mirándolo con mala leche.
-¿Qué sucede que me estas mirando hace rato? ¿te gusta mi peinado? ¿quieres que te regale una foto miá?, El hombre que nos miraba se sorprendió por la agresividad verbal del punky, se acerco con determinación a nosotros y con voz suave pero firme le hablo a mi reciente amigo Luciano y le dijo;
-Hola, me llamo Fernando y soy músico de profesión, te observaba hace rato porque veo que quieres tocar la flauta, pero no sabes hacerlo, deja que te enseñe unas cuantas notas para que puedas tocar alguna melodía, es muy fácil, si me dejas te enseño.
-Discúlpame- dijo Luciano- en la calle tienes que estar a la defensiva, si claro que me gustaría aprender a tocar la flauta, siéntate lo invito- y diciendo esto le señalo un sitio a su lado, el músico cogió la flauta extrajo un blanco pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón y limpio la flauta meticulosamente
– es una flauta muy bonita y peculiar- comento Fernando el músico.
--Si, esta flauta es de madera tallada y perteneció a mi abuelo al cual quise mucho, cuando me fui de casa solo me lleve a mi perro Skoria y la flauta de mi abuelo -- dijo el punky.
Fernando se llevo la flauta a los labios y de manera lenta y suave toco el Himno a la Alegría de Beethoven. La gente se paraba a ver tan extraño cuarteto, al músico Fernando muy bien vestido y limpio, mi reciente amigo el Punky Luciano a Skoria su perro y yo con mi bombin en la cabeza, seguro que los cuatro ya por el solo hecho de estar juntos sentados en el suelo llamábamos la atención, pero es que añadido a todo esto, nuestro reciente amigo tocaba la flauta con singular maestría dado que era músico, cuando termino su Himno a la alegría, la gente reunida alrededor aplaudía y le echaban monedas a la caja que tenia Luciano a sus pies.
A continuación Fernando toco en la flauta la melodía de la película Titanic, y luego toco un par de melodías mas para deleite del publico,Toco según nos dijo luego, algo de Vivaldi lo que hizo que la gente se detuviera a escucharlo, Luciano al ver como su caja se llenaba de monedas sonreía,feliz, alegre, nunca había conseguido reunir tanto publico ni tanto dinero, estaba exultante de felicidad.
--Gracias Fernando, y discúlpame por la manera tan grosera que te hable, pero en la calle eres martillo o eres yunque, y yo soy martillo, no quiero que nadie abuse de mi, ahora te pido por favor que me enseñes a tocar la flauta correctamente. Fernando pacientemente le enseño de manera practica y sencilla como tocar el Himno a la Alegría, dicen que la necesidad aguza el ingenio, y es cierto en menos de media hora Luciano ya sacaba la melodía del Himno a la alegria, charlamos un rato mas con Fernando y le comente que yo declamaba poesía en esas esquinas de Madrid, me dijo que el solía pasar con frecuencia por estos lugares y que ya me había escuchado, que le había gustado la manera como interpretaba a Cesar Vallejo y otros poetas como a Neruda o Benedetti.
Luego Fernando se puso de pie y nos dijo:
--Bueno amigos ha sido un placer compartir este tiempo, prometo que volveré a conversar con ustedes y tomarnos un café, y tu Luciano practica la flauta, que la practica hace al maestro--
--Quédate Fernando, yo comparto a medias contigo lo que recolectemos- dijo Luciano en un arranque de entusiasmo, Fernando sonreía complacido –No amigo muchas gracias, todo lo recolectado es tuyo, vivir en la calle debe de ser muy duro, si en algo te ayuda lo que te enseñe, me alegra, Hoy dormiré tranquilo y mas feliz que otros días, porque no todos los días se presenta la ocasión de ayudar a alguien.
Eso si te prometo volver otro día a enseñarte otras melodías y a escuchar a tu amigo Paco, el poeta del bombin.
Lo vimos alejarse calle abajo silbando una melodía, estoy seguro que nuestras vidas volverán a cruzarse.
Mientras se alejaba yo pensaba en el hermoso poema de Mario Benedetti,
La gente que me gusta.
Me gusta la gente que vibra
que no hay que empujarla
que no hay que decirle que haga las cosas
sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace.
La gente que cultiva sus sueños hasta que
esos sueños se apoderan de su propia realidad.
Me gusta la gente con capacidad para
asumir las consecuencias de sus acciones.
Me gusta la gente que es capaz de criticarme
constructivamente y de frente
pero sin lastimarme ni herirme.
Cosas como esta de la fui testigo y participe como observador, hacen que vuelva a creer en la bondad del ser humano, que Fernando el músico dedique parte de su tiempo a enseñarle a tocar la flauta a alguien en la calle, dando muestras de una enorme calidad humana. Hacen que hoy a pesar del frió y nuboso día de este invierno Madrileño, sienta calor en el alma, me siento reconfortado por que alguien dedicara un tiempo a conversar conmigo y a hacerme sentir parte de la humanidad.

jueves, 29 de enero de 2015

El Mendigo


“Llegó la noche y no encontré asilo;
¡Y tuve sed!.......Mis lagrimas bebí;
¡Y tuve hambre! ¡Los hinchados ojos
Cerré para morir!
Pensaba en esta hermosa rima de Gustavo Adolfo Bécquer y así es como me siento, esta atardeciendo, el cielo plomizo y gris de este frió invierno de Madrid hacen que mi alma se acongoje, que sienta el corazón en un puño, la soledad es mi compañera de todos los días, vive dentro de mi, muchas veces pienso que es un agujero que tengo en el alma.
Pienso ¿como se puede estar en una cuidad tan hermosa como esta rodeado de tanta gente y estar tan solo?, hace mucho frió, pero mas fría esta mi alma.
Yo para sobrevivir hago lo que se, lo que me ha gustado toda la vida. Siempre fui un amante de la poesía, de las letras en general, mi madre, que Dios la tenga en su gloria, me enseño a amar la literatura, recuerdo cuando me pedía que le recitara poesías que me había enseñado de niño. Ella ya muy enferma, cuando yo la cuidaba me pedía “recitame a Garrick” era ese hermoso poema titulado “Reír llorando” de Juan de Dios Peza, luego sabiendo que a mi me gustaba mucho Gustavo Adolfo Becquer, me pedía que le recitara algunas de sus rimas, entre otras cosas me enseño a amar la buena literatura, hoy que estoy atravesando esta difícil situación, este trance amargo de vivir en la calle, mantengo la cordura gracias a este ejercicio de memoria, me ubico cerca a un lugar que tenga paso de gente y me pongo a recitar los versos y poesías grabadas en mi memoria desde el famoso poema de Jorge Manrique a la muerte de su padre, o poemas de Cesar Vallejo como “Los Heraldos Negros” en fin doy voz a mi alma dolida ,fría, triste y sola, la gente se detiene escuchan mi grave voz de poeta trasnochado, tiran alguna moneda a la pequeña caja de metal que esta colocada a mis pies de grulla entumecida. Hoy di comienzo a mi espectáculo callejero recitando este hermoso poema de Vallejo:
“Hay golpes en la vida tan fuertes...Yo no sé
Golpes como el odio de Dios como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma...Yo no sé
Son pocos pero son...Abren zanjas oscuras
en el rostro mas fiero y en el lomo mas fuerte
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas
o los heraldos que nos manda la muerte
y el hermoso poema sigue dando golpes en el alma de los transeúntes que se detienen, escucho a una chica que le comenta a su amiga ¿quien sera este loco que recita tan hermosos poemas? , luego recitare “Piedra negra sobre una piedra blanca” ,hace mucho frió y estoy de pie, entumecido y como las grullas me apoyo en un pie y luego en el otro tratando de evitar el frió suelo, es por eso que me siento como una grulla.
Hace poco mas de un año tenia una pequeña empresa en Málaga dedicada a la creación y diseño de paginas Web, la crisis, si la maldita crisis sumado a mi estupidez,al derroche del dinero que había dilapidado en juergas sin fin, habían dado al traste con mi andadura empresarial, lo había perdido todo, casa, coche, todo .Los “amigos” si. Los que decían ser mis amigos, cuando se dieron cuenta que ya no había quien les pagara las juergas, que se había terminado el dinero se alejaron de mi, como las ratas que huyen cuando el barco se hunde, me había quedado solo y con deudas imposibles de asumir, no era el caso de algunos políticos que van a la cárcel pero tienen millones en cuentas en el extranjero y no les importan estar presos uno o dos años y luego salen y son millonarios. No ese no era mi caso, yo era un autónomo que pensó que el dinero no se terminaría nunca y se termino antes de lo que pensaba.
Había huido de Málaga, por vergüenza, si, tenia vergüenza de cruzarme con gente que me conocía y ahora me esquivaba, una noche me fui a la estación de autobuses y con el poco dinero que había reunido compre un billete para Madrid y me lleve en un pequeño maletín mis pertenencias, hoy recuerdo este viaje como el comienzo de mi peregrinar y deambular por esta hermosa cuidad que es Madrid.
Estoy ubicado cerca al Teatro de la Opera o por los alrededores de la Plaza Mayor, somos casi siempre las mismas personas que nos juntamos para dormir, en la calle la antigüedad es un grado como en la mili, si tienes suerte y duermes en un sitio protegido del viento y de la lluvia por que eres antiguo el sitio se respeta, si eres nuevo tienes que buscarte la vida.
Tenemos un convenio no escrito con los dueños o encargados de los negocios que están cerca a estos lugares, durante el día nos alejamos de la zona para que nuestra presencia no sea molesta para sus clientes o comensales, durante la noche nos dejan dormir cerca a sus portales para protegernos del frio de la noche, encerrados en nuestros cubículos o camas hechos generalmente de cartón, si duermes en esos lugares tienes que levantarte temprano y dejar limpio el sitio que utilizas para dormir, luego tienes que ir al comedor Ave María a la calle Doctor Cortés a desayunar, nos dan una buena taza de café caliente y un bocadillo, ocasionalmente nos dan tostadas, en este local sirven desayunos de nueve a once y luego ya tienes que estar pensando en que lugar comerás para encaminar tus pasos, durante la tarde yo me voy a el retiro generalmente y me pongo a leer o a escribir eso me ayuda a mantener la cordura, hay cosas que extraño, que necesito, cosas o hábitos que quizás para cualquier persona que lleve una vida normal no significan nada, pero para mi significan volver por un momento a la normalidad , cuando logro que me admitan en algún albergue y me puedo rasurar y duchar, ¡Ah! Gloria bendita, sentir el agua caliente y jabón corriendo sobre mi piel ,quitándome la mugre del cuerpo, es como si mi alma también se bañara, salgo de esa ducha semanal o quincenal, rejuvenecido, yo digo a las personas que nos atienden tan bien en estos albergues, que salgo como los ángeles del cielo “impoluto”, sin mancha alguna, ellas se ríen divertidas luego nos regalan ropa limpia, que personas generosas regalan o donan y sales como nuevo, lo que siempre llevo conmigo es mi sombrero de bombin que me acompaña a todas partes, es parte de mi personalidad y no me separo de el por ningún motivo, si llueve lo meto en una bolsa de plástico hasta que pase la lluvia y si no esta en mi cabeza protegiendo mi incipiente calvicie.
Quizás como hace mas de diez días que no tengo la suerte de bañarme, es que me siento triste y deprimido, mañana sera otro día y tratare que me admitan en el albergue, pero cada día hay mas competencia en la calle.
Si pasas por Madrid amigo mio y ves a una persona recitando poesía, poniendo alma y pasión para remover tus sentimientos y si lleva un bombin puesto, ese soy yo, solo te pido que te detengas un momento me mires a los ojos y me digas, “Hola amigo” “ ¿como estas ? Con eso me daré por satisfecho por que me sentiré parte de la raza humana y no me sentiré invisible.

sábado, 3 de enero de 2015

El Tren


Yo miraba extasiado el tren parado en el anden, mi padre a mi lado me contemplaba complacido con esa sonrisa alegre de quien a descubierto un mundo nuevo y maravilloso a su hijo. Hoy que han pasado mas de cincuenta años lo recuerdo con cariño y amor . Este viaje lo había planeado el con anticipación, quería que yo viajara en tren por primera vez, haríamos un viaje a la cuidad de Tarma , el tren nos llevaría de Lima a la cuidad minera de La Oroya, y de ahí proseguiríamos por carretera nuestro viaje. El tren pintado de amarillo llevaba en los laterales grabado el anagrama del Ferrocarril central del Perú, llevaba una locomotora Diésel funcionaba con gasóleo y la quema de ese combustible dejaba un olor peculiar en la pequeña estación de Desamparados, ubicada a espaldas del Palacio Presidencial en pleno centro de la cuidad de Lima. A lo largo de mi vida en los viajes que he hecho por el mundo, muchas veces me a tocado viajar en tren en Europa y América ,nunca mas volví a sentir la magia y la ilusión del primer viaje en tren . Ahora que escribo estos recuerdos tengo grabada en mi memoria la mirada bondadosa de mi padre, esos maravillosos ojos azules con una rara tonalidad violeta que eran la envidia sana y divertida de mi hermana Martha, mirándome sonriente, alegre y divertido de iniciar esta aventura a mi lado. Nos instalamos en el vagón que nos correspondía e iniciamos el viaje, salíamos de Lima , las vías del tren corrían paralelas al rio Rimac ,mi padre me relataba la historia de este ferrocarril, iniciado en el año de 1870 por el ingeniero Enrique Meigs, me contaba lo difícil que había sido construirlo, Llegamos a Chosica yo escuchaba atentamente y me deleitaba con el maravilloso paisaje que mirábamos desde las ventanillas del tren .Luego se llegaba el pueblo de San Bartolomé y a un lugar peculiar llamado Tornamesa en ese lugar se hacia girar de sentido a las locomotoras del tren cuando era menester ,simplemente se subía a la locomotora a una mesa circular que giraba 360 grados y se cambiaba de dirección , llegamos a Matucana el tren paraba en cada estación y los pasajeros subían y bajaban, la gente del lugar vestían sus coloridas abrigadoras ropas, luego se llegaba a el puente Carrión, llamado antes puente verrugas por la cantidad de obreros muertos por esa enfermedad y que el Doctor Daniel Alcides Carrion estudio a coste de su propia vida. Se hizo inocular la bacteria llamada Bartonella Bacilliforme extraída de la sangre de una victima, estudio el proceso de la enfermedad en su propio cuerpo y contribuyo a encontrar la cura pagando con su vida este proceso. Luego llegábamos al puente Champichaca y señalándome el fondo del precipicio me contó que en el año de 1909 se había caído un tren cuyos restos de la locomotora se podían ver al fondo del valle. En ese accidente habían muerto unas 200 personas. Todas estas historias que me contaba se quedaron grabadas en mi memoria, el había hecho este viaje muchas veces por carretera. Recuerdo que cuando llegaba de viaje lo hacia cansado, pero siempre alegre y de buen humor, llegaba vestido como los pilotos de los antiguos aviones. Cazadora de piel marrón con cremallera , guantes de piel , bufanda , gruesos pantalones y botas de piel de caña corta. Es por eso que conocía esa zona perfectamente, la había recorrido tantas veces que tenia controlados muchos detalles,y ahora los compartía conmigo, cuando uno se imagina lo que seria para esos obreros construir esta vía férrea con las dificultades técnicas y materiales de esa época comprende lo grandioso de esta obra, este tren hasta el año 2007 fue el mas alto del mundo, se comienza una ascensión difícil y asmática del tren a la cordillera de Los Andes se llega a el infiernillo. Luego de una lenta ascensión se llega a Ticlio que esta a 4,758 metros de altitud sobre el nivel del mar y se cruza el túnel de galera a 4,781 metros sobre el nivel del mar, finalmente se llegaba a la cima a 4,830 metros sobre el nivel del mar, a esa altura de siente lo que se llama “soroche” o mal de altura que es simplemente la Hipoxia o falta de oxigeno, nuestro organismo se resiente algunas personas sienten síntomas como el mareo, nauseas , vómitos, dolor de cabeza , agotamiento físico y en casos graves puede causar edema pulmonar y la muerte. Luego el tren continuaba su marcha y se bajaba bordeando el rio Mantaro hasta llegar a La Oroya que esta a 3,726 metros sobre el nivel del mar. Llegamos a esta cuidad minera y lo que mas me llamo la atención fue el olor, los altos hornos de las empresas mineras que contaminaban el ambiente, actualmente el problema es mas grave, nadie pone coto a la desmesurada ambición del ser humano, destruyendo ese hermoso y frágil ecosistema, había un olor peculiar en el ambiente, años después me entere por un amigo Ingeniero Metalúrgico , que ese era olor a Coque, material que se utiliza en la metalurgia . Cuento estos detalles para que comprendan como ese primer viaje en tren con mi padre dejaron una imborrable huella en mi memoria. Años después ya siendo yo un hombre adulto, conversamos de este hermoso viaje y recordaba perfectamente los lugares en los que el tren hacia paradas y recogía a pasajeros, pero lo que mas recordaba el, era mi cara de asombro al ver esas montañas con cumbres nevadas perpetuas, yo tengo grabadas esas imágenes como uno de los recuerdos mas hermosos de mi vida.
Al llegar a La Oroya bajamos del tren y nos dirigimos caminando a la estación de autobuses para ir a Tarma , mucha gente que se cruzaba con el lo saludaba afectuosamente y el les contestaba con algunas palabras y siempre con la sonrisa en los labios, algunos que me imagino serian gente de mas confianza me decían dirigiéndose a mi: “mira es el hijo del gringuito“, así llamaban a mi padre por el color de sus ojos y sus cabellos. Yo escuchaba a la gente y me percate que a mi padre esa gente lo respetaba y lo quería.
Cuento esta pequeña historia como un homenaje a mi padre, por que quiero que los que no tuvieron la suerte de disfrutar de el, como yo lo hice, conozcan como era y que pensaba , seguro que no era perfecto, seguro que como cualquier ser humano tenia sus defectos, pero creo que mas pesaban sus virtudes , que las tenia, siempre pensé que: “una persona deja de existir, muere realmente” cuando deja de estar en la memoria de la gente, mi padre falleció un 23 de Diciembre hace mas de 30 años yo y mis hermanos siempre lo recordamos, escribo este pequeño homenaje para que los que vienen detrás, nuestros hijos y nietos que no lo conocieron tengan un recuerdo y una referencia de el.


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Sueños rotos

Sueños Rotos

En esa época vivíamos por razones de trabajo de nuestros padres, en la cuidad de Tingo Maria, capital de la Provincia de Leoncio Prado, que pertenece al Departamento de Huánuco ubicado en la parte oriental de la Cordillera de los Andes, a esa zona se le denomina ceja de selva por que es donde empieza la impresionante Amazonia Peruana, esta a unos 600 metros sobre el nivel del mar, zona muy calurosa y con espectaculares paisajes en fin un sitio idílico para vivir. El Padre Bernardo, que era así como se llamaba el sacerdote de la única iglesia del pueblo en esos años, era una persona del lugar, había nacido en un pueblo cercano y con el correr de los años después de los estudios en el Seminario de Santo Toribio en la Cuidad de Lima fue ordenado sacerdote. Al primer sitio que lo enviaron para ejercer su apostolado fue a Tingo Maria, lo que acepto muy contento, era buen sacerdote, muy cercano a la gente del pueblo, lo respetaban y querían, solíamos verlo en las fiestas del pueblo compartiendo con los vecinos las ricas comidas tradicionales del lugar como, El tacacho con cecina, los juane , el inchicape de gallina, o bebiendo las bebidas tradicionales como la aguajina, el chapo o la cocona, cuento todo esto para describir que era una persona cercana. Corria el año de 1969, un año antes en la cuidad de Chimbote entre los dias 21 al 25 de Julio el padre Gustavo Gutierrez divulga la Teologia de la Liberacion en la cual el pobre es el eje principal de la iglesia El padre Bernardo hombre joven de unos 35 años, sensible y sincero ya practicaba ese acercamiento a los pobres, solía estar pendiente de las familias que tenían necesidades económicas y con la ayuda de las familias mas solventes lograba ayudarlos, nunca nadie que lo busco con alguna necesidad se fue sin haber resuelto su problema. En fiestas especiales como las navidades o el aniversario patrio el Padre Bernardo era uno mas en la meza de nuestra casa, amigo de nuestros padres,nosotros lo llegamos a considerar como uno mas de nuestra familia. En alguna ocasión lo acompañe con mi guitarra y el con su acordeón a dar serenatas a alguna chica que festejaba su cumpleaños. Era una persona extrovertida y agradable. Sucedió que un día de Enero, de pronto el padre Bernardo no estaba en la iglesia del pueblo, nos enteramos que sus superiores lo habían llamado a capitulo. La chismografia del pueblo hervía en comentarios, unos opinaban una cosa, otros opinaban otra, en fin mil y una conjeturas, eran la comidilla del pueblo. A los 15 días llego al pueblo otro sacerdote, este era de ascendencia Alemana, alto casi dos metros, muy delgado y rubio, vamos la antítesis físicamente del Padre Bernardo que era pequeño, cetrino y de cabello lacio y negro. Este sacerdote de nombre Jurgen, trajo una carta dirigida a mis padres de parte del buen padre Bernardo, en esa carta les contaba a ellos el por que de las extrañas circunstancias de su partida. Años después tuve acceso a esa carta la leí y comprendí que este buen sacerdote era un ser humano como otro cualquiera,con todos lo errores y aciertos, en esa carta, contaba que el deseaba desde siempre ser sacerdote, cumplir ese apostolado había sido el anhelo de su vida pero, se había enamorado de una preciosa “charapita” una chica del Departamento de Loreto, la había conocido en el pueblo vecino cuando ella estaba de visita en ese lugar, el padre Bernardo antes de caer a la tentación, había optado por lo mas sensato y correcto, escribió una carta a sus superiores pidiendo la dispensa de sus votos sacerdotales e inmediatamente sus superiores lo llamaron a capitulo, contaba en esa carta de los largos días que paso en los claustros del seminario en Huanuco pensando en su Bella Durmiente, que es como se llama a la montaña con forma de mujer dormida que adorna el horizonte la cuidad de Tingo Maria. Al final el hizo prevalecer su amor por sobre todas las cosas. Muchos años después, en la cuidad de Lima coincidí con el, lo reconocí de inmediato, me acerque y lo salude, cuando me identifique se alegro mucho, preguntándome por mis padres y hermanos, nos fuimos a tomar un café y conversamos largamente de nuestras vidas, el me contó como había conocido a la hermosa charapita que era su su esposa y con la cual tenia tres hijos. El era catedrático de la universidad San Martín de Porras llevaba una vida tranquila, no se arrepentía para nada de haber echo caso a su corazón y sentimientos, la luz que irradiaba su mirada lo decía todo, no tenia que explicar nada mas. Yo me alegre por el, había encontrado su felicidad al lado de la mujer amada. Al fin y al cabo es lo que todos deseamos encontrar un poco de felicidad. Aunque en el camino queden sueños rotos.


viernes, 28 de noviembre de 2014

Cuento de Navidad

CUENTO DE NAVIDAD


Ese momento quedo grabado en la memoria de la historia familiar como una anécdota graciosa y como “no siempre la caridad como tal, es bien interpretada” Toñito, que es el nombre que le damos hasta el día de hoy siendo ya hombre adulto y con hijos. Es una persona sensible y cariñosa, siempre estaba pendiente y recogía a los animales que encontraba desamparados en unión de sus hermanos mayores que compartían esa sensibilidad por los animales, llegaron a tener en casa gatos, conejos, tortugas, peces y hasta ranitas pequeñas que solíamos recoger en un rio cercano, su hermano mayor Cesar mas curioso y acucioso que ninguno, solía pintar con un pincel muy pequeño una marca en la espalda de las hormigas, para descubrir que hacían todo el día caminando de arriba abajo. Su hermana Pilar ya desde esa edad era sensata, cuidaba que los hermanos no se desmadraran, en una oportunidad encontré a Toñito sembrando en el jardín interior de la casa una a una las cacas de los conejos, yo volvía de trabajar y lo encontré muy afanado haciendo la siembra, al preguntarle por que lo hacia, me contesto con esa alegre y dulce voz que tienen los niños “es para que igual que los arboles dan frutas. quiero tener en el jardín un árbol para que salgan “conejitos” Ese era y es Toñito una persona sensible y buena, igual que sus hermanos.
Esta pequeña historia que les cuento ahora sucedió hace mucho años cuando el era un niño de unos seis o siete años, su madre le había dado unas monedas de propina y lo llevó a la panadería a comprar los clásicos dulces de navidad, el muy contento acompaño a su madre, compraron los dulces y al momento de salir del local se percató que una anciana sostenía entre sus manos un vaso de papel. El, sensible como era, pensó inmediatamente en darle una limosna y ni corto ni perezoso echo la mano al bolsillo y saco rápidamente una de sus monedas y alargando su manita dejo caer la moneda dentro del vaso de la anciana, lo que sucedió a continuación no lo esperaba ni el ni su madre. Primero se oyó un “plop” Ruido que hizo al caer la moneda dentro del café de la anciana, seguidamente la mirada de sorpresa primero y luego de enfado de la viejecita fue suficiente para que Toñito raudamente se escondiera detrás de su madre. Ella intento disculparse con la anciana, quien dio media vuelta y se marcho mascullando frases entre dientes, no quiso ni recibir ni oír disculpa alguna, y se marcho del local muy enfadada.

Esas navidades este fue el cuento de navidad de como muchas veces la caridad no es bien interpretada y que al café solo se le echa azúcar o sacarina pero no monedas.........