sábado, 11 de abril de 2015

CONGELADO EN LA NEVERA


-Por eso, tengo a mi jefe congelado en la nevera-
Ya estaban en los postres cuando Carmen la anfitriona, soltó esa frase.
A Manuel y a su mujer Sofía, se les atraganto el pastel de manzana en la boca. Los habían invitado a cenar, pero esta vez, cosa rara e inusual, con mucho misterio les habían dicho “comerán una carne que estamos seguros que nunca han comido y que jamas olvidaran”
Estaban en estado de shock, no lo podían creer. Miraban estupefactos a Carmen, que como en una película muda, continuaba moviendo los labios pero ellos no escuchaban nada. No daban crédito, les parecía increíble, imposible lo que pasaba por sus mentes. No podía ser cierto lo que acababan de escuchar.” Por eso tengo a mi jefe congelado en la nevera”
La frase venia porque comentando la época tan difícil por la que se pasa, el cierre de empresas, la corrupción en todos los niveles, la falta de oportunidades y como a Carmen una estupenda profesional se quedo sin trabajo al quebrar la empresa en la que desempeñaba el cargo de Jefa de Laboratorio, mucha de esta culpa la había tenido su directo jefe y dueño de la empresa, quien desviaba a paraísos fiscales las ganancias y con eso destruyo la compañía, dejándola a ella amargada y sin trabajo.
Carmen es una mujer joven, muy atractiva, morena, licenciada en química, pero lo que mas atrae o llama la atención en ella es su don de gentes, educada, culta, buena conversadora, muy buena cocinera, amante de la buena literatura y de la buena música, ella decía que la buena música no tiene ni tiempo, ni edad, ni tampoco lugar, disfrutaba igual de una buena opera, como de un buen rock.
Juan, su esposo es una persona dinámica, activa, licenciado en actividad física y deporte ejercía de profesor de educación física en un instituto cercano a su vivienda habitual que se encuentra en el casco antiguo de Toledo, cerca a la Iglesia de Santa Eulalia, una casa de construcción antigua preciosa, herencia de sus padres.
Su afición era la caza mayor, habían hecho varios viajes a diferentes partes del mundo para practicarla, como evidencia de ello, de las paredes del chalet en que se encontraban cenando colgaban diferentes trofeos de caza mayor, producto de diferentes cacerías realizadas en varios continentes.
En una esquina del salón muy bien acondicionados y cuidados guardaba en unas vitrinas expositoras las diferentes armas que utilizaba, desde rifles de diferente calibre a cuchillos de caza a cada cual mas espectacular.
Este chalet se encuentra ubicado en los montes de Toledo en un lugar precioso rodeado de arboles y matorrales propios de la zona, en verano es tal la imagen de luz y color, que parece un cuadro de algún pintor impresionista, en invierno la lluvia dejaba ese peculiar olor a tierra mojada que es tan agradable en el ambiente, es un lugar de difícil acceso y con muy mala cobertura de teléfono móvil, solían invitarlos a cenar o a comer a su casa de Toledo o a este chalet y siempre pasaban veladas o tardes agradables ya sea en verano alrededor de una hermosa piscina rodeada de arboles en el campo o en invierno disfrutando del calor de una estupenda chimenea en el salón.
Carmen en diferentes oportunidades había preparado platos a base de algún animal de caza mayor, ciervo o jabalí que su esposo había cobrado en sus salidas por los montes. En esta oportunidad hacia mas de dos meses les había dicho : “la siguiente reunión a la que os invitemos probareis una carne que estoy segura que no habeis comido nunca y que luego jamas la olvidareis”. Esas habían sido sus frases, tal como las había dicho.
Seis meses atrás habían hecho un viaje por el Rio Amazonas, saliendo de “Iquítos” en Perú recorrieron mas de 2000 Km. por el rio hasta la cuidad de “Tabatinga” en Brasil, mientras que les enseñaban los videos, fotos y recuerdos de este viaje, sacaron un pequeño frasco de cristal finamente ornamentado que tenia una pequeña cantidad de un liquido de color verde, turbio y espeso. Ellos comentaron que era Curare un liquido con el cual los indígenas de estas selvas impregnan sus flechas y dardos para cazar animales, ese veneno produce una parálisis muscular progresiva y luego una muerte por asfixia.
Juan había comentado en esa oportunidad, que algún día utilizaría el curare para cazar como los indios del Amazonas, sin hacer ruido y de una manera muy limpia, sin sangre.
Toda esa serie de circunstancias pasaban por la cabeza de Manuel y Sofía, sentían nauseas, un sudor frio les recorría el cuerpo, conocían el chalet y sabían que en la cocina tenían un enorme congelador vertical en el cual cabían fácilmente las piezas de caza mayor como ciervos o jabalís descuartizados.
Todas estas circunstancias y hechos, sumados a las copas de buen vino que habían bebido durante la cena, hacían que los pensamientos que son muy libres y ligeros tomaran el camino que la imaginación les marcaba.
Tengo a mi jefe congelado en la nevera” esa era la frase que los había dejado estupefactos, pensaban, salimos de esta casa y no paramos hasta el primer puesto de la Policía. No podía ser que una mujer tan sensata como Carmen cometiera una locura como la que se imaginaban. Pensaban en la famosa película de Hannibal Lecter.
--Manuel, ¿que te sucede? ¿te sientes mal?--
--¿Quizás comiste demasiado? – ¿o no te gusto la carne? – Escucho que le hablaba Carmen.
--No amiga, la carne estaba muy agradable, suave y muy bien hecha, pero es un sabor diferente a todo lo que comí hasta ahora, por eso estoy desconcertado por que no logro identificar de que animal procede--
--A que el sabor y la textura de esta carne es diferente a todo lo que habéis comido-- comento Juan, limpiándose con la servilleta la comisura de los labios,
--Estoy segura que nunca podrían adivinar, es muy exótica y me costo mucho conseguir un buen trozo de lomo--
Pero bueno dime ¿que animal es?-- Preguntaba intrigado y angustiado Manuel
Es un lomo de Canguro, ¿a que no lo habéis podido imaginar
--¿Como que canguro?,no puede ser posible, ese animal procede de Australia-- Hablo Sofía, con voz angustiada y a punto de romper el llanto, por los nervios que tenia.
--Amigos, ¿que sucede? ¿Por que tanta preocupación?, estas carnes exóticas las venden en una tienda especializada en Madrid con todas las garantías sanitarias del caso, tranquilos que la carne es rara por el animal del que procede, pero esta todo controlado-- dijo Carmen.
Sofía a punto de desmayarse la escuchaba y dijo -- y eso de que a tu jefe lo tienes congelado en la nevera,-- ¿a que te refieres?--
--Si, es cierto, ven ,te lo voy a enseñar-- y tomandalo de la mano la llevo hasta el congelador, lo abrió, saco un frasco de cristal transparente y en una pequeña bolsa de plástico, ubicada dentro del bloque de hielo había un papel escrito en el cual se podía leer un nombre y apellido escritos con tinta roja.
-Este el el nombre de mi jefe y aquí lo tienes esta congelado, aunque el ahora esta en un país del tercer mundo, gozando de la vida, pues monto la misma empresa en ese país para utilizar mano de obra barata. Dicen que ganando mucho dinero.
Manuel y Sofía se miraron entre ellos y soltaron la risa, toda la angustia que habían pasado en esos momentos terribles, de duda, de incertidumbre, de asco, se transformaron en risa, en una risa en la que dejaron que salieran todos los miedos que su mente, producto de la imaginación y las buenas copas de vino que habían bebido durante la cena. Habían creado una tragedia de nada, de puras y simples conjeturas.
Carmen al ver lo desconcertados que estaban les explico:
--Tengo una chica Rumana que me hace la limpieza de esta casa dos veces por semana y cuando en el trabajo empezaron a ir mal las cosas, ella notaba que yo llegaba de muy mal carácter, amargada, sin ganas de nada, me pregunto que pasaba. Se lo conté y le mencione que mi jefe estaba destrozando la empresa, que tenia mucho interés en cerrarla porque según el se perdía dinero. Ella me dijo “no se preocupe que a tu jefe le daremos el castigo que merece”.
Manuel y Sofía escuchaban absortos el relato que hacia su amiga.
El día de ayer al abrir el congelador grande de la cocina, encontré por casualidad este frasco. Me llamo la atención ver el nombre de mi jefe escrito en el y se lo pregunte a Crina, que es como se llama la chica que me hace la limpieza, me comento que en su país ella pertenecía a una etnia gitana. Era costumbre que hiciesen diferentes sortilegios para castigar a la gente que se portaba mal con ellos.
--Cuenta como lo hacían
--Uno de los sortilegios que mas poder tenia, era el de “Congelar a su enemigo”.
En una noche de luna llena tenias que escribir con tinta roja el nombre y apellido de la persona que querías “Congelar” en un papel totalmente blanco, luego meterlo en una bolsista de plástico y poner esto en un frasco con agua y meterlo al congelador. De esa manera la persona se quedaba sin poder hacer nada contra ti. Vamos que se quedaba congelado. –
Yo soy totalmente escéptica a este tipo de cosas, pero deje el frasco en la nevera, total no hacia daño a nadie, hoy al servir la cena lo recordé e hice el comentario de una forma intrascendente. –
Amiga no sabes la tranquilidad que nos da el que nos cuentes esto – habló Sofía.

Después de esto retornaron al salón a tomarse la ultima copa de cava.

2 comentarios:

  1. Vaya con la carne de canguro!! Un relato muy bonito, me encanta como explicas el entorno del lugar donde se encuentran.

    ResponderEliminar
  2. Felicitaciones , muy entretenido cuento , que va de la intriga al misterio , terminando en un sencillo y natural final

    ResponderEliminar