-Por eso, tengo a mi
jefe congelado en la nevera-
Ya estaban en los postres
cuando Carmen la anfitriona, soltó esa frase.
A Manuel y a su mujer
Sofía, se les atraganto el pastel de manzana en la boca. Los habían
invitado a cenar, pero esta vez, cosa rara e inusual, con mucho
misterio les habían dicho “comerán una carne que estamos seguros
que nunca han comido y que jamas olvidaran”
Estaban en estado de
shock, no lo podían creer. Miraban estupefactos a Carmen, que como
en una película muda, continuaba moviendo los labios pero ellos no
escuchaban nada. No daban crédito, les parecía increíble,
imposible lo que pasaba por sus mentes. No podía ser cierto lo que
acababan de escuchar.” Por eso tengo a mi jefe congelado en la
nevera”
La
frase venia porque comentando la época tan difícil por la que se
pasa, el cierre de empresas, la corrupción en todos los niveles, la
falta de oportunidades y como a Carmen una estupenda profesional se
quedo sin trabajo al quebrar la empresa en la que desempeñaba el
cargo de Jefa de Laboratorio, mucha de esta culpa la había tenido su
directo jefe y dueño de la empresa, quien desviaba a paraísos
fiscales las ganancias y con eso destruyo la compañía, dejándola a
ella amargada y sin trabajo.
Carmen es una mujer
joven, muy atractiva, morena, licenciada en química, pero lo que mas
atrae o llama la atención en ella es su don de gentes, educada,
culta, buena conversadora, muy buena cocinera, amante de la buena
literatura y de la buena música, ella decía que la buena música no
tiene ni tiempo, ni edad, ni tampoco lugar, disfrutaba igual de una
buena opera, como de un buen rock.
Juan, su esposo es una
persona dinámica, activa, licenciado en actividad física y deporte
ejercía de profesor de educación física en un instituto cercano a
su vivienda habitual que se encuentra en el casco antiguo de Toledo,
cerca a la Iglesia de Santa Eulalia, una casa de construcción
antigua preciosa, herencia de sus padres.
Su
afición era la caza mayor, habían hecho varios viajes a diferentes
partes del mundo para practicarla, como evidencia de ello, de las
paredes del chalet en que se encontraban cenando colgaban
diferentes trofeos de caza mayor, producto de diferentes cacerías
realizadas en varios continentes.
En una esquina del salón
muy bien acondicionados y cuidados guardaba en unas vitrinas
expositoras las diferentes armas que utilizaba, desde rifles de
diferente calibre a cuchillos de caza a cada cual mas espectacular.
Este
chalet se encuentra ubicado en los montes de Toledo en un lugar
precioso rodeado de arboles y matorrales propios de la zona, en
verano es tal la imagen de luz y color, que parece un cuadro de algún
pintor impresionista, en invierno la lluvia dejaba ese peculiar olor
a tierra mojada que es tan agradable en el ambiente, es un lugar de
difícil acceso y con muy mala cobertura de teléfono móvil, solían
invitarlos a cenar o a comer a su casa de Toledo o a este chalet y
siempre pasaban veladas o tardes agradables ya sea en verano
alrededor de una hermosa piscina rodeada de arboles en el campo o en
invierno disfrutando del calor de una estupenda chimenea en el salón.
Carmen en diferentes
oportunidades había preparado platos a base de algún animal de caza
mayor, ciervo o jabalí que su esposo había cobrado en sus salidas
por los montes. En esta oportunidad hacia mas de dos meses les había
dicho : “la siguiente reunión a la que os invitemos probareis una
carne que estoy segura que no habeis comido nunca y que luego jamas
la olvidareis”. Esas habían sido sus frases, tal como las había
dicho.
Seis meses atrás habían
hecho un viaje por el Rio Amazonas, saliendo de “Iquítos” en
Perú recorrieron mas de 2000 Km. por el rio hasta la cuidad de
“Tabatinga” en Brasil, mientras que les enseñaban los videos,
fotos y recuerdos de este viaje, sacaron un pequeño frasco de
cristal finamente ornamentado que tenia una pequeña cantidad de un
liquido de color verde, turbio y espeso. Ellos comentaron que era
Curare un liquido con el cual los indígenas de estas selvas
impregnan sus flechas y dardos para cazar animales, ese veneno
produce una parálisis muscular progresiva y luego una muerte por
asfixia.
Juan había comentado en
esa oportunidad, que algún día utilizaría el curare para cazar
como los indios del Amazonas, sin hacer ruido y de una manera muy
limpia, sin sangre.
Toda esa serie de
circunstancias pasaban por la cabeza de Manuel y Sofía, sentían
nauseas, un sudor frio les recorría el cuerpo, conocían el chalet y
sabían que en la cocina tenían un enorme congelador vertical en el
cual cabían fácilmente las piezas de caza mayor como ciervos o
jabalís descuartizados.
Todas estas
circunstancias y hechos, sumados a las copas de buen vino que habían
bebido durante la cena, hacían que los pensamientos que son muy
libres y ligeros tomaran el camino que la imaginación les marcaba.
“Tengo
a mi jefe congelado en la nevera” esa era la frase que los había
dejado estupefactos, pensaban, salimos de esta casa y no paramos
hasta el primer puesto de la Policía. No podía ser que una mujer
tan sensata como Carmen cometiera una locura como la que se
imaginaban. Pensaban en la famosa película de Hannibal Lecter.
--Manuel, ¿que te
sucede? ¿te sientes mal?--
--¿Quizás comiste
demasiado? – ¿o no te gusto la carne? – Escucho que le hablaba
Carmen.
--No amiga, la carne
estaba muy agradable, suave y muy bien hecha, pero es un sabor
diferente a todo lo que comí hasta ahora, por eso estoy
desconcertado por que no logro identificar de que animal procede--
--A que el sabor y la
textura de esta carne es diferente a todo lo que habéis comido--
comento Juan, limpiándose con la servilleta la comisura de los
labios,
--Estoy segura que nunca
podrían adivinar, es muy exótica y me costo mucho conseguir un buen
trozo de lomo--
– Pero
bueno dime ¿que animal es?-- Preguntaba intrigado y angustiado
Manuel
– Es
un lomo de Canguro, ¿a que no lo habéis podido imaginar
--¿Como que canguro?,no
puede ser posible, ese animal procede de Australia-- Hablo Sofía,
con voz angustiada y a punto de romper el llanto, por los nervios
que tenia.
--Amigos, ¿que sucede?
¿Por que tanta preocupación?, estas carnes exóticas las venden en
una tienda especializada en Madrid con todas las garantías
sanitarias del caso, tranquilos que la carne es rara por el animal
del que procede, pero esta todo controlado-- dijo Carmen.
Sofía a punto de
desmayarse la escuchaba y dijo -- y eso de que a tu jefe lo tienes
congelado en la nevera,-- ¿a que te refieres?--
--Si,
es cierto, ven ,te lo voy a enseñar-- y tomandalo de la mano la
llevo hasta el congelador, lo abrió, saco un frasco de cristal
transparente y en una pequeña bolsa de plástico, ubicada dentro del
bloque de hielo había un papel escrito en el cual se podía leer un
nombre y apellido escritos con tinta roja.
-Este el el nombre de mi
jefe y aquí lo tienes esta congelado, aunque el ahora esta en un
país del tercer mundo, gozando de la vida, pues monto la misma
empresa en ese país para utilizar mano de obra barata. Dicen que
ganando mucho dinero.
Manuel y Sofía se
miraron entre ellos y soltaron la risa, toda la angustia que habían
pasado en esos momentos terribles, de duda, de incertidumbre, de
asco, se transformaron en risa, en una risa en la que dejaron que
salieran todos los miedos que su mente, producto de la imaginación y
las buenas copas de vino que habían bebido durante la cena. Habían
creado una tragedia de nada, de puras y simples conjeturas.
Carmen al ver lo
desconcertados que estaban les explico:
--Tengo
una chica Rumana que me hace la limpieza de esta casa dos veces por
semana y cuando en el trabajo empezaron a ir mal las cosas, ella
notaba que yo llegaba de muy mal carácter, amargada, sin ganas de
nada, me pregunto que pasaba. Se lo conté y le mencione que mi jefe
estaba destrozando la empresa, que tenia mucho interés en cerrarla
porque según el se perdía dinero. Ella me dijo “no se preocupe
que a tu jefe le daremos el castigo que merece”.
Manuel
y Sofía escuchaban absortos el relato que hacia su amiga.
– El
día de ayer al abrir el congelador grande de la cocina, encontré
por casualidad este frasco. Me llamo la atención ver el nombre de mi
jefe escrito en el y se lo pregunte a Crina, que es como se llama la
chica que me hace la limpieza, me comento que en su país ella
pertenecía a una etnia gitana. Era costumbre que hiciesen diferentes
sortilegios para castigar a la gente que se portaba mal con ellos.
--Cuenta
como lo hacían
--Uno
de los sortilegios que mas poder tenia, era el de “Congelar a su
enemigo”.
En
una noche de luna llena tenias que escribir con tinta roja el nombre
y apellido de la persona que querías “Congelar” en un papel
totalmente blanco, luego meterlo en una bolsista de plástico y poner
esto en un frasco con agua y meterlo al congelador. De esa manera la
persona se quedaba sin poder hacer nada contra ti. Vamos que se
quedaba congelado. –
– Yo
soy totalmente escéptica a este tipo de cosas, pero deje el frasco
en la nevera, total no hacia daño a nadie, hoy al servir la cena lo
recordé e hice el comentario de una forma intrascendente. –
– Amiga
no sabes la tranquilidad que nos da el que nos cuentes esto – habló
Sofía.
Después de esto
retornaron al salón a tomarse la ultima copa de cava.
Vaya con la carne de canguro!! Un relato muy bonito, me encanta como explicas el entorno del lugar donde se encuentran.
ResponderEliminarFelicitaciones , muy entretenido cuento , que va de la intriga al misterio , terminando en un sencillo y natural final
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