Sueños
Rotos
En
esa época vivíamos por razones de trabajo de nuestros padres, en la
cuidad de Tingo Maria, capital de la Provincia de Leoncio Prado, que
pertenece al Departamento de Huánuco ubicado en la parte oriental de
la Cordillera de los Andes, a esa zona se le denomina ceja de selva
por que es donde empieza la impresionante Amazonia Peruana, esta a
unos 600 metros sobre el nivel del mar, zona muy calurosa y con
espectaculares paisajes en fin un sitio idílico para vivir. El Padre
Bernardo, que era así como se llamaba el sacerdote de la única
iglesia del pueblo en esos años, era
una persona del lugar, había nacido en un pueblo cercano y con el
correr de los años después de los estudios en el Seminario de Santo
Toribio en la Cuidad de Lima fue ordenado sacerdote. Al primer sitio
que lo enviaron para ejercer su apostolado fue a Tingo Maria, lo que
acepto muy contento, era buen sacerdote, muy cercano a la gente del
pueblo, lo respetaban y querían, solíamos verlo en las fiestas del
pueblo compartiendo con los vecinos las ricas comidas tradicionales
del lugar como, El tacacho con cecina, los juane , el inchicape de
gallina, o bebiendo las bebidas tradicionales como la aguajina, el
chapo o la cocona, cuento todo esto para describir que era una
persona cercana. Corria el año de 1969, un año antes en la cuidad
de Chimbote entre los dias 21 al 25 de Julio el padre Gustavo
Gutierrez divulga la Teologia de la Liberacion en la cual el pobre es
el eje principal de la iglesia El padre Bernardo hombre joven de
unos 35 años, sensible y sincero ya practicaba ese acercamiento a
los pobres, solía estar pendiente de las familias que tenían
necesidades económicas y con la ayuda de las familias mas solventes
lograba ayudarlos, nunca nadie que lo busco con alguna necesidad se
fue sin haber resuelto su problema. En fiestas especiales como las
navidades o el aniversario patrio el Padre Bernardo era uno mas en la
meza de nuestra casa, amigo de nuestros padres,nosotros lo llegamos a
considerar como uno mas de nuestra familia. En alguna ocasión lo
acompañe con mi guitarra y el con su acordeón a dar serenatas a
alguna chica que festejaba su cumpleaños. Era una persona
extrovertida y agradable. Sucedió que un día de Enero, de pronto el
padre Bernardo no estaba en la iglesia del pueblo, nos enteramos que
sus superiores lo habían llamado a capitulo. La chismografia del
pueblo hervía en comentarios, unos opinaban una cosa, otros opinaban
otra, en fin mil y una conjeturas, eran la comidilla del pueblo. A
los 15 días llego al pueblo otro sacerdote, este era de ascendencia
Alemana, alto casi dos metros, muy delgado y rubio, vamos la
antítesis físicamente del Padre Bernardo que era pequeño, cetrino
y de cabello lacio y negro. Este sacerdote de nombre Jurgen, trajo
una carta dirigida a mis padres de parte del buen padre Bernardo, en
esa carta les contaba a ellos el por que de las extrañas
circunstancias de su partida. Años después tuve acceso a esa carta
la leí y comprendí que este buen sacerdote era un ser humano como
otro cualquiera,con todos lo errores y aciertos, en esa carta,
contaba que el deseaba desde siempre ser sacerdote, cumplir ese
apostolado había sido el anhelo de su vida pero, se había
enamorado de una preciosa “charapita” una chica del Departamento
de Loreto, la había conocido en el pueblo vecino cuando ella estaba
de visita en ese lugar, el padre Bernardo antes de caer a la
tentación, había optado por lo mas sensato y correcto, escribió
una carta a sus superiores pidiendo la dispensa de sus votos
sacerdotales e inmediatamente sus superiores lo llamaron a capitulo,
contaba en esa carta de los largos días que paso en los claustros
del seminario en Huanuco pensando en su Bella Durmiente, que es como
se llama a la montaña con forma de mujer dormida que adorna el
horizonte la cuidad de Tingo Maria. Al final el hizo prevalecer su
amor por sobre todas las cosas. Muchos años después, en la cuidad
de Lima coincidí con el, lo reconocí de inmediato, me acerque y lo
salude, cuando me identifique se alegro mucho, preguntándome por
mis padres y hermanos, nos fuimos a tomar un café y conversamos
largamente de nuestras vidas, el me contó como había conocido a la
hermosa charapita que era su su esposa y con la cual tenia tres
hijos. El era catedrático de la universidad San Martín de Porras
llevaba una vida tranquila, no se arrepentía para nada de haber echo
caso a su corazón y sentimientos, la luz que irradiaba su mirada lo
decía todo, no tenia que explicar nada mas. Yo me alegre por el,
había encontrado su felicidad al lado de la mujer amada. Al fin y al
cabo es lo que todos deseamos encontrar un poco de felicidad. Aunque
en el camino queden sueños rotos.
¡¡El padre Puputi!! (Ombligo, en runa simi).
ResponderEliminarAsí es . Nuestro buen amigo el padre Basilio.
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